Con el asentamiento logrado después de la persecución cruenta que había desatado la Corona contra los rebeldes de los Montes de María, estos se reúnen en un lugar protegido e inexpugnable, cerca del Canal del Dique, para refundar un pueblo con el modelo dejado por Benkos y mejorado en los cien años de guerra cimarrona.
Corrían los años de 1700 cuando las condiciones para fundar el pueblo estaban dadas: se contaba con la autonomía de un territorio, se tenían los frutos obtenidos de la tierra y del agua y se habían construido las casas y los lugares que les permitiría crear y recrear su legado cultural y espiritual. En la memoria colectiva de este acontecimiento fundacional aparecen como imprescindibles el legendario héroe Benkos, la mítica María Lucrecia, encargada de recordar la importancia del lumbalú sobre la tierra palenquera y la imagen trascendente de Catalina Luango, mediadora de la comunicación de los habitantes con sus familiares muertos, sus ancestros y sus antepasados. San Basilio, procedente de la fuente católica, es otra de las figuras que orbita alrededor de este evento. Según algunos relatos se dice que un día la estatua del venerable era llevada de San Agustín de playa Blanca con destino a un pueblo del interior, y al pasar por los dominios del palenque, de repente quedó anclada precisamente en un lodazal cercano al pueblo, sin posibilidad de movilizarla. Este hecho fue inmediatamente interpretado como un buen augurio enviado del más allá; sin demora, San Basilio fue incorporado al imaginario espiritual de este pueblo, y de ahí su nombre.
Para los palenqueros de los Montes de María los siglos XVI y XVII fueron los años de la construcción del espacio de la libertad en el tiempo de la guerra. Para los palenqueros de San Basilio el siglo XVIII fue el del asentamiento en el tiempo de la paz hacia adentro, porque en el resto de la geografía colombiana se había agudizado la lucha contra los cimarrones. Los ejemplos de los palenques establecidos y por eso reconocidos en las provincias del Caribe colonial, eran un argumento de peso para negociar propuestas autónomas de poblamiento, partiendo del presupuesto de la libertad.17 Palenque de San Basilio nació como resultado de este proceso.
Por su permanencia sobrecogedora en el territorio, su persistencia y tenacidad, el Palenque de San Basilio se constituye en una sociedad que adquiere sus derechos para demostrar cómo son las personas libres. Como consecuencia de esa libertad se da el reconoci-miento de autonomía de gobierno y por lo tanto de una comunidad con criterios y maneras políticas, religiosas, pedagógicas y de comuni-cación propias
En 1772 el Palenque de San Basilio aparece reconocido como pueblo integrante del Partido de Mahates. Su presencia ya no es considerada subversiva; se le quita la denominación de palenque, aunque en la noticia geográfica que narra el Obispo Peredo de Cartagena, hace referencia a la herencia cimarrona:
"San Basilio, población de negros en lo interior del monte, tuvo su origen en muchos esclavos fugitivos de varias personas de esta ciudad, que abrigados de la asperosidad de la Montaña de María entre su ciénaga y sitio de Mahates esta-blecieron su palenque. No se pudieron reducir a servidumbre aunque se entró varias veces con fuerza de armas en se derramó mucha sangre, hasta que al principio de este siglo [XVIII], gobernando el obispado el ilustrísimo señor don Antonio María Casiani, los redujo con acuerdo del señor Gobernador de la Provincia, de esta población con perdón general y goce de libertades y la precisa obligación de que no se pudiesen admitir allí otros esclavos prófugos, en el futuro.
Cuentan las crónicas que en 1774 cuando Antonio de la Torre y Miranda, en misión pobladora, "[…] al acercarse cautelosamente acompañado de un criado al famoso palenque de San Basilio, fue notificado por un mensajero de los negros de `que no podía avanzar más sin peligros de muerte porque hacía sesenta años largos que ellos están en lo propio [...]".19 Domingo Criollo, un siglo antes, les advirtió a los mensajeros de la administración, que la libertad la tenían de tiempos inmemoriales.
Mediante capitulaciones se determinó el nuevo lugar en la falda de la montaña. En estas capitulaciones estipulan con más precisión los términos de lo ya ganado en el entente cordiale:
• Demarcación del territorio: pueblo, sitio para aguada y montes de labor.
• Autonomía de gobierno y elecciones propias del capitán.
• No se permita que viva en el pueblo a ningún blanco, a excepción del cura.
El fundador de las poblaciones de María la Alta, autorizado por don Juan de Torrezar Díaz y Pimienta, cedió en 1774 a los palenqueros los "comunales de San Basilio". El titulo data de 1779 y desde entonces han sido ocupados por los moradores de San Basilio".20Otro documento significativo es la escritura pública N° 131 de agosto 24 de 1921, depositada en la notaria de Carmen de Bolívar, de las tierras comunales de San Basilio de Palenque. La modalidad más representativa de apropiación y uso del territorio fue la propiedad comunal, protocolarizada en el documento colonial y reforzada por las leyes republicanas como reconocimiento a la tradición traída de siglos atrás, que se mantuvo hasta bien entrado el siglo XX. Con la llegada de los ingenios azucareros a los linderos de Palenque, a comienzos del XX, se dan los primeros pasos de propiedad privada.
El siglo XIX fue el del aislamiento; son casi mínimas las menciones referidas a esta situación tanto en la historia oral como en la escrita. Las guerras y su secuela de violencias que produjo la conformación de la República, afectaron poco al parecer al Palenque, y las referencias de este tiempo se enmarcan más en las anécdotas personales que en el tejido de recuerdos colectivos; así pues, dos leyes significativas como la manumisión de vientres de 1821 y la abolición de la esclavitud de 1851, no tienen real significado en la memoria oral de Palenque. Al fin y al cabo sus habitantes eran libres desde hacía más de dos siglos. La expansión de las grandes haciendas, en cambio, sí fue un factor decisivo que alteró la economía y la vida de los palenqueros como se recuerda en la memoria histórica.
Estos sucesos registrados en la historia oficial están grabados en la memoria colectiva de Palenque; están matizados y mediados por las historias familiares y llenos de contenidos mágicos y espirituales. Los habitantes del Palenque de San Basilio se identifican como palenqueros y reconocen con orgullo el legado de su historia cimarrona.